ARTE AL SOMBRERO
Por cada rincón de las calles limeñas vemos aparecer el arte en nuestras narices; bien por el que quiere apreciarlo y lastima por los que no, porque no saben de lo que se están perdiendo.
Es una magia que rodea las ciudades con figuras, formas, colores y actividades que vienen de la fantasía y por minutos se convierten en realidad.
Para qué necesitamos pagar por ver algo que tenemos tan a nuestro alcance y no cuesta nada o a veces solamente unas pocas monedas.
Muchos lo consideran vandalismo o alguna clase de rebeldía social, yo lo considero arte, pero un arte no muy común, un arte que solo pocos pueden ver, es cultura urbana, un arte callejero, un arte original y con sentimiento profundo.
Las calles no son las mismas desde que aparecieron los famosos graffiti, teatros callejeros, malabaristas, break dance, etc. Todas estas son muestras de la capacidad de imaginación que tiene el ser humano, para convertir algo tan simple en una maravilla admirable.
¿Quién alguna vez caminando no se ha topado con algún mural lleno de graffiti que esconden mensajes subliminales? O ¿Acaso alguien no ha visto semaforear a estos chicos malabaristas que juegan con la luz roja solo para ganarse unas moneditas? ¿No nos hemos quedado impactados con esos movimientos rítmicos y alucinantes del break dance y el talento que tienen esos muchachos?
Por favor si eso no es arte que a muchos que sí lo consideramos, nos devuelvan las pocas monedas que ofrecimos por maravillarnos solamente por unos cuantos minutos.
Lo más divertido de este arte es que siempre te llama a la reflexión, además de sacarte una sonrisa o despejarte de tensiones que podrías tener en esos momentos.
No duran más que unos cuantos minutos para apreciarlo e imaginar que podrías ser parte de eso. Te preguntarás ¿Esos chicos, no estudian? Yo diría que sí, pero en “La facultad de la calle” como ellos la llaman también.
Muchos de ellos, son extranjeros, mochileros para ser exactos y huyendo de lo rutinario, inspirados por su hobbie y el talento con el que se desenvolvía lo convirtieron en su oficio.
Otros son jóvenes de escasos recursos que cambian horas de estudio, porque no pueden pagarlos todavía, por horas de magia urbana. Y varios de estos, han hecho de este simple y alucinante arte; su profesión. Veamos el caso de Vania Masias y sus Ángeles de arena.
Si nos detenemos a analizar el perfil de cada uno de estos artistas urbanos, nos daremos cuenta también que tienen sueños y aspiraciones. Y es por esa misma razón que varios nos deleitan con sus talentos.
Aunque la mayoría solo lo hace por pasar el rato, con suerte si ganan algo pero se conforman con llamar la atención del que los mire, nada más.
Cualquier persona que camine por Lima podría encontrarse un día cualquiera, no importa a qué hora, con hombres muy altos que prenden fuego a otros lanzando objetos al aire o se balancean con movimientos extraños mientras hablan con un acento desconocido, se trata de jóvenes españoles, argentinos, peruanos, venezolanos, ecuatorianos y alemanes.
No me imaginaría un día en la combi y sobre todo en hora punta, sin ver en la avenida Balta a estos personajes hacer sus piruetas en el aire, jugar con pelotas e incluso con fuego y pasar el sombrero con la esperanza de ganarse algo, aunque sea un caramelo.
No podría vivir sin sentir que cada pared de cada rincón de mi distrito favorito; barranco o cualquier otro, estuviera pelado, sin ningún color o imagen que lo resalte o haga que una simple pared se transforme en una verdadera sensación.
Arte Urbano es arte simplemente y ojala muchos lo consideren así. Es incomparable, no se limita, no distingue clase social, edades, culturas o posición económica; pues todos por igual, pueden verlo y se expresa en todas sus formas posibles.
Es fuente de inspiración para cualquiera que lo interprete así. Felizmente para estos tiempos somos una gran mayoría que lo considera arte real y el resto bueno o son ciegos o no saben apreciarlo.
Teniendo en cuenta que nuestro país; Perú es muy conservador en varios aspectos, podríamos decir que esperaremos bastante para que alguna vez lo consideren como tal.
Pero para los que sí lo vemos, seamos dichosos, porque sólo pocos podemos apreciar algo tan genial en una simplicidad.
Cada vez que estemos con alguien y nos pregunte ¿Esto es arte?, solo riámonos en silencio.
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